Por L.N. Isabel Adriana Santoyo Riva Palacio
Universidad Autónoma de
Durango campus Zacatecas
En esta etapa los requerimientos de la madre
aumentan para poder sustentar el crecimiento y desarrollo del niño(a), así como
también el metabolismo y desarrollo de la glándula mamaria. Parte de este
aumento de los requerimientos es extraído de los nutrientes almacenados durante
el embarazo, pero el resto debe ser adicionado a la alimentación basal de la
madre.[i]
La
lactancia es un periodo en la vida de la mujer mucho más agotador que el propio embarazo, en el que las necesidades
energéticas y nutritivas son muy elevadas (es necesario aportar 500 calorías
extras cada día debido al gran esfuerzo metabólico que implica la producción de
leche) Será necesario compensar las pérdidas nutritivas que sufre la madre
mediante una alimentación adecuada, que se mantendrá mientras dure la
lactancia. Esto no significa que se deba comer en exceso, sino que la dieta se
adapte a sus necesidades (comer bien, no significa comer mucho) Con ello, se
evitará el hecho tan común de que muchas mujeres engorden llamativamente
durante esta época, casi siempre como consecuencia de hábitos alimentarios
incorrectos adquiridos durante el embarazo.
Es conveniente controlar periódicamente el peso
de la madre con el fin de elevar o rebajar las calorías de la dieta si éste
disminuye o aumenta respectivamente. No obstante, en ningún caso se ha de
iniciar en este periodo una dieta excesivamente baja en calorías (inferior a
1500 Kcal/día), ya que las demandas nutritivas son muy elevadas, y de forma
natural, la madre que da el pecho emplea las reservas de grasa acumuladas
durante el embarazo para la producción de leche, lo que contribuye, junto con
una alimentación adecuada, a recuperar progresivamente el peso previo al
embarazo. Una dieta estricta resulta totalmente desaconsejada ya que puede
influir en la cantidad de leche producida, y conducir a un estado de
malnutrición en la madre.[ii]
Requerimientos nutricionales
El periodo de la lactancia es el más exigente desde
el punto de vista nutricional en la vida de una mujer pues aumentan los
requerimientos de casi todos los nutrientes incluso por encima de las
necesidades durante el embarazo. Este aumento se debe al esfuerzo metabólico
que supone la producción de hasta 800 mL de leche diarios, una vez establecida
la leche madura o definitiva, que debe constituir el alimento exclusivo del
bebé durante los primeros cuatro a seis meses de edad para continuar
complementado por otros alimentos por más de un año.
La producción de leche debe garantizar el volumen
necesario con la calidad adecuada, para lo que se necesita sintetizar gran
cantidad de componentes. Cuando la ingesta diaria no aporta lo necesario para
estos complejos procesos, la cantidad de leche producida puede afectarse, sin
embargo, su composición se modifica poco, pues la naturaleza ha dispuesto que
el organismo materno tienda a mantenerla, aun a costa de sus propias reservas
nutricionales. Una inadecuada alimentación durante la lactancia afecta a corto
y largo plazos la salud de la mujer.
Energía
La cantidad de energía correspondiente a los 800 mL de leche que se producen diariamente en el periodo de lactancia equivale a 550 kcal aproximadamente. En general las recomendaciones de energía para la mujer que lacta son 22% por encima de la que no lo hace, aunque sus necesidades son muy variables. Estas dependen de sus particularidades metabólicas, su actividad física y sus reservas hísticas. Durante este periodo se moviliza la grasa que previamente se acumuló durante el embarazo; esta grasa depositada es una fuente de energía y su consumo contribuye a que la mujer recupere su peso pregestacional habitual.
La cantidad de energía correspondiente a los 800 mL de leche que se producen diariamente en el periodo de lactancia equivale a 550 kcal aproximadamente. En general las recomendaciones de energía para la mujer que lacta son 22% por encima de la que no lo hace, aunque sus necesidades son muy variables. Estas dependen de sus particularidades metabólicas, su actividad física y sus reservas hísticas. Durante este periodo se moviliza la grasa que previamente se acumuló durante el embarazo; esta grasa depositada es una fuente de energía y su consumo contribuye a que la mujer recupere su peso pregestacional habitual.
Durante los tres primeros meses de lactancia se
recomienda un suplemento de 500 kcal/día por encima de las necesidades de
energías previas al embarazo. A partir del cuarto mes el suplemento debido a la
lactancia corresponde a 500 kcal/día que deben ajustarse dentro del resultado
de una valoración integral de cada mujer cuando arriba a este momento. En
ningún caso la ingesta debe ser inferior a las 1 500 kcal/día.
Proteínas
Las necesidades proteínicas de las madres cuando están lactando aumentan 30% con respecto a cuando no lo hacen. Se sugieren unos 15 gramos de proteínas por encima de las recomendaciones previas al embarazo. Se debe prestar atención a la tendencia cultural a consumir una dieta muy rica en proteínas durante esta etapa, para no adicionarlas en exceso; y tener en cuenta la variedad de sus fuentes de origen vegetal, sin restringirse a las de origen animal.
Las necesidades proteínicas de las madres cuando están lactando aumentan 30% con respecto a cuando no lo hacen. Se sugieren unos 15 gramos de proteínas por encima de las recomendaciones previas al embarazo. Se debe prestar atención a la tendencia cultural a consumir una dieta muy rica en proteínas durante esta etapa, para no adicionarlas en exceso; y tener en cuenta la variedad de sus fuentes de origen vegetal, sin restringirse a las de origen animal.
Vitaminas
Las necesidades de vitaminas aumentan en general, particularmente las de las vitaminas A, E y D, entre las liposolubles, y las de la C entre las hidrosolubles.
Las necesidades de vitaminas aumentan en general, particularmente las de las vitaminas A, E y D, entre las liposolubles, y las de la C entre las hidrosolubles.
La ingesta recomendada de vitamina A aumenta 62%
durante este periodo; es incluso mayor a la del embarazo. Para ello se
recomienda consumir vegetales verdes y amarillos, como la acelga y la
zanahoria, y otros alimentos de origen animal, como el hígado y la yema de
huevo.
La ingesta de vitamina D debe aumentarse 50% por encima
de las recomendaciones habituales. Las necesidades de vitamina E también
aumentan, y ambas deben mantener las cantidades indicadas durante el embarazo.
Para aportar vitamina E se recomienda ingerir: aceites vegetales, frutos secos
como el maní y pescados en aceite.
Los requerimientos de vitaminas hidrosolubles
también aumentan, particularmente los de vitamina C, de la que se requieren
unos 40 mg por encima de los 60 recomendados en la no-lactación, por lo que se
deben ingerir alimentos ricos en ella como los frutos cítricos, la guayaba y la
fruta bomba.
Minerales
Al igual que en el embarazo, durante la lactancia aumentan los requerimientos de calcio y fósforo en unos 400 mg, debido a que la calcificación de los huesos y el crecimiento del nuevo ser demandan de estos minerales que aporta la leche materna en las cantidades necesarias. La ingestión insuficiente de estos pudiera desabastecer las reservas de la madre y conducir a una descalcificación ósea y otros trastornos por deficiencia, lo que se incrementa con el número de hijos. La cantidad recomendada de calcio durante la lactancia alcanza los 1 200 mg diarios, por lo que se deben consumir alimentos como la leche y sus derivados para garantizar que esta sea suficiente.
Al igual que en el embarazo, durante la lactancia aumentan los requerimientos de calcio y fósforo en unos 400 mg, debido a que la calcificación de los huesos y el crecimiento del nuevo ser demandan de estos minerales que aporta la leche materna en las cantidades necesarias. La ingestión insuficiente de estos pudiera desabastecer las reservas de la madre y conducir a una descalcificación ósea y otros trastornos por deficiencia, lo que se incrementa con el número de hijos. La cantidad recomendada de calcio durante la lactancia alcanza los 1 200 mg diarios, por lo que se deben consumir alimentos como la leche y sus derivados para garantizar que esta sea suficiente.
En el caso del hierro la ingesta recomendada es
ligeramente superior a la mujer no lactante e inferior a la indicada en el
embarazo, debido a la relativamente poca cantidad de este en la leche materna y
a la ausencia de menstruaciones en este periodo. Sin embargo, se requiere
atención para la recuperación de sus reservas en el hígado, ya que pueden
haberse depletado durante la gestación y como consecuencia de las hemorragias
durante el parto. Se recomienda ingerir unos 14 mg diarios de este mineral que
abunda fundamentalmente en el hígado de cerdo y también en otras vísceras, en
las carnes rojas y en la yema de huevo, así como en fuentes de origen vegetal
como el perejil y los frijoles.
Durante este periodo están incrementadas las
necesidades de zinc y selenio.
En las zonas con deficiente aporte de yoduros en la
dieta, hay que tener muy en cuenta que este mineral alcanza los niveles más
altos de ingestas recomendadas durante la lactación para evitar el enanismo y
el cretinismo.
Líquidos
Aunque la cantidad de leche producida por la mujer no depende de la cantidad de líquidos que ingiera, es aconsejable una ingesta adicional para mantener normal el equilibrio de líquidos en su organismo.
Aunque la cantidad de leche producida por la mujer no depende de la cantidad de líquidos que ingiera, es aconsejable una ingesta adicional para mantener normal el equilibrio de líquidos en su organismo.
Medicamentos y otras sustancias
La mayoría de los productos químicos ingeridos por la mujer durante la lactancia aparecen en su leche por lo que la indicación de fármacos será estrictamente controlada ya que pueden producir serios trastornos en el bebé.
La mayoría de los productos químicos ingeridos por la mujer durante la lactancia aparecen en su leche por lo que la indicación de fármacos será estrictamente controlada ya que pueden producir serios trastornos en el bebé.
El consumo de alcohol deberá eliminarse por
completo pues su concentración en la leche es la misma que la de la sangre de
la madre. La cafeína que se segrega en la leche materna en exceso puede
producir irritabilidad y trastornos del sueño al niño, sin embargo, cantidades
moderadas como una o dos tazas de café al día, no suponen ningún trastorno.
Las necesidades de nutrientes en general, que tiene
la mujer en este periodo, son las mayores de toda su vida, lo que requiere de
una especial atención por parte de la pareja y de su familia ya que se trata de
una etapa en la que se producen simultáneamente muchos cambios y ajustes
biológicos, psicológicos y familiares, y de su satisfacción depende, en gran
medida, la futura salud y calidad de vida de ella y de sus hijos.[iii]
Instituto de Medicina de los Estados Unidos y de la
FAO/OMS para la mujer durante la lactancia
Para la mayoría de los nutrientes las
recomendaciones aumentan entre un 25 a 50%, por lo que no es suficiente
aumentar la cantidad de alimentos, sino que debe hacer una selección para
mejorar la calidad de la alimentación
La composición nutricional de la leche materna es
influenciada en parte por la alimentación de la madre, por lo que durante este
período debe alimentarse lo más completa y variadamente posible. Esto favorece
además el contacto precoz del niño(a) con nuevos sabores, por lo que no se
justifica eliminar alimentos en forma indiscriminada de su dieta.[iv]
Las grasas
Los lípidos en la leche materna son los nutrientes
de mayor variabilidad, tanto cualitativamente como cuantitativamente. El ácido
docosahexanoico (DHA) y el ácido araquidónico (AA) son ácidos grasos polín
saturados con un importante rol en el desarrollo del sistema nervioso central.
La cantidad de DHA presente en la leche materna varía entre 0,1 a 1,4 % del
total de los ácidos grasos, dependiendo de la dieta, siendo mayor en zonas con
alto consumo de alimentos marinos (pescado). En nuestro país el consumo de
estos alimentos es bajo lo que determina que el nivel en la leche materna no
sea óptimo (0,15% del total de ácidos grasos). Un estudio reciente en nodrizas
chilenas demostró bajos niveles de DHA en la leche materna, el que aumentó
significativamente después de una suplementacion con 160 g de jurel en
conserva, dos veces por semana. Se debe fomentar por tanto un mayor consumo de
alimentos ricos en la serie omega-3 como los pescados, especialmente aquellos
más grasos como jurel, atún, sardinas, salmón y cojinova, entre otros.
El Calcio
El calcio es uno de los nutrientes más críticos por
la baja ingesta de alimentos lácteos. Alrededor de un 25% de la población
adulta, no consume leche ni derivados lácteos y el resto mayoritariamente
consume sólo una porción de éstos. Es fundamental por lo tanto incentivar el
consumo de lácteos y de alimentos fortificados con calcio, con el fin de llegar
a las recomendaciones, en especial en los primeros 6 meses posparto. Se debe
tratar de consumir lácteos descremados o semi descremados para evitar el consumo
excesivo de grasas saturadas.
El Hierro
La demanda de hierro durante el embarazo es tan
alta que muchas veces requiere suplementacion oral y eventualmente hasta el 6to
mes posparto, especialmente si hay lactancia materna exclusiva.
Se debe estimular además el consumo de verduras y
frutas para cubrir las necesidades adicionales de otros nutrientes.
La ingesta de alcohol y el consumo de tabaco
durante la lactancia afectan el sabor de la leche materna, reducen
significativamente el volumen de ella y afectan el ciclo sueño vigilia del
niño(a), por lo cual deben evitarse en este período.
Mujeres vegetarianas
En los casos de mujeres vegetarianas estrictas se
debe buscar asesoría profesional para evitar carencias de macro y
micronutrientes y al menos suplementar a la madre con vitamina B12 (2,6 ug/d)
para evitar las deficiencias clínicas en el niño(a).
Por esto la “Estrategia de Intervención Nutricional
a Través del Ciclo Vital” del Ministerio de Salud, introduce, entre otros ejes
de acción, el control de peso materno a los 3 y 6 meses posparto e incentiva
que una proporción creciente de madres recuperen el peso preconcepcional en
este período.
Guía para la confección de menús de la
madre lactante
La alimentación deberá ser lo más variada
posible paraque resulte completa y equilibrada.
Las necesidades de proteínas son el doble que las de una mujer en condiciones normales. Una gran parte de las mismas deberán ser de origen animal; dando preferencia a las carnes poco grasas, aves, pescadoblanco y azul, huevos, leche y otros derivados no excesivamente grasos.
Las necesidades de proteínas son el doble que las de una mujer en condiciones normales. Una gran parte de las mismas deberán ser de origen animal; dando preferencia a las carnes poco grasas, aves, pescadoblanco y azul, huevos, leche y otros derivados no excesivamente grasos.
Para complementar el resto de calorías de
la dieta se deberá incrementarla cantidad de alimentos ricos en hidratos de
carbono complejos (cerealespan, arroz, pastas alimenticias, patatas y
legumbres) sin necesidadde variar el aporte de grasas (aceites, mantequilla...,
ricos en ácidosgrasos esenciales, vitamina E)
Ciertas vitaminas también se necesitan en mayor cantidad; especialmente la A, D, E, C, B1, B2 y ácido fólico. Por todo ello, además de tomar alimentos como carnes, lácteos, etc., ricos en vitaminas B1 y B2, es imprescindible un consumo muy amplio de verduras y frutas, puesto que aportan beta-carotenos (precursor de la vitamina A en nuestro cuerpo), ácido fólico y vitamina C. Se recomienda consumir una ensalada cada día y fruta fresca, al menos una de ellas rica en vitamina C cítricos, melón, frutas tropicales, fresas..., además de otras verduras cocidas en combinación con primeros platos o como guarnición de los segundos, para cubrir el aporte de dichas vitaminasy parte de la fibra necesaria para la madre.
Ciertas vitaminas también se necesitan en mayor cantidad; especialmente la A, D, E, C, B1, B2 y ácido fólico. Por todo ello, además de tomar alimentos como carnes, lácteos, etc., ricos en vitaminas B1 y B2, es imprescindible un consumo muy amplio de verduras y frutas, puesto que aportan beta-carotenos (precursor de la vitamina A en nuestro cuerpo), ácido fólico y vitamina C. Se recomienda consumir una ensalada cada día y fruta fresca, al menos una de ellas rica en vitamina C cítricos, melón, frutas tropicales, fresas..., además de otras verduras cocidas en combinación con primeros platos o como guarnición de los segundos, para cubrir el aporte de dichas vitaminasy parte de la fibra necesaria para la madre.
Como los lácteos son la principal fuente de
calcio, y este mineral es componente indispensable de la leche materna y
necesario para evitar la desmineralización de la madre, se deberán tomar al
menos ¾ de litro de leche cada día, o bien ½ litro de leche y otros lácteos
(yogures, cuajada, quesos poco maduros o fermentados, postres lácteos, purés y
cremas elaborados con leche, queso fresco en ensaladas, bechamel, etc.) La
leche utilizada en la preparación de platos será preferiblemente desnatada para
no excedernos en el margen de grasa de la dieta. La leche del desayuno y
merienda, puede ser entera o semidesnatada, por su aporte de vitaminas A y D.
Asegurar un buen aporte de líquidos: zumos,
infusiones y sobre todo agua, ya que la leche materna contiene un 85 - 90% de
agua que se debe reponer. Es conveniente, cuando se va a dar el pecho, tener
cerca un vaso de agua, ya que generalmente aparece sensación de sed.
Las bebidas alcohólicas están contraindicadas (la concentración de alcohol en la leche es la misma que la del plasma materno) No obstante, pueden tomarse con moderación si se tiene costumbre o emplearse en salsas, ya que con la cocción el alcohol se volatiliza.
Se debe moderar el consumo de bebidas excitantes (café, té, refrescos con cafeína), evitar el tabaco y diversos fármacos, ya que sus componentes también pasan a la leche. Excluir de la dieta aquellos alimentos que den mal sabor a la leche (ajo, cebolla, rábanos, espárragos, col, coliflor, coles de Bruselas, embutidos fuertes y especias en general)
Puede ser necesaria una dieta especial en los siguientes casos: madre adolescente, vegetariana, o con determinadas[v]
Las bebidas alcohólicas están contraindicadas (la concentración de alcohol en la leche es la misma que la del plasma materno) No obstante, pueden tomarse con moderación si se tiene costumbre o emplearse en salsas, ya que con la cocción el alcohol se volatiliza.
Se debe moderar el consumo de bebidas excitantes (café, té, refrescos con cafeína), evitar el tabaco y diversos fármacos, ya que sus componentes también pasan a la leche. Excluir de la dieta aquellos alimentos que den mal sabor a la leche (ajo, cebolla, rábanos, espárragos, col, coliflor, coles de Bruselas, embutidos fuertes y especias en general)
Puede ser necesaria una dieta especial en los siguientes casos: madre adolescente, vegetariana, o con determinadas[v]
Contraindicaciones de la Lactancia Materna:
(Esta indicación debe estar establecida por médico)
Infección de la madre con el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH)
Infección tuberculosa activa no tratada en la madre
Uso de fármacos o drogas u otras sustancias
químicas que afectan a la madre, la leche materna o al lactante
Galactosemia clásica y algunos otros errores
congénitos del metabolismo
Tratamiento oncológico en curso[vi]
Dar el pecho ayuda a las madres a recuperar
el peso previo al embarazo más fácilmente: la grasa almacenada en el cuerpo
durante el embarazo se convierte en energía para producir la leche materna
BIBLIOGRAFÍA
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